Sobre TROLL
TROLL empezó como un experimento literario. En cierta ocasión fui al cine, a ver una película de zombis, y terminó bien: Los supervivientes llegaron al puerto, subieron al barco, y se lanzaron al mar, en busca de islas no contaminadas por la pandemia. Salieron los créditos y la gente se levantó y se fue. Pero el rato, los que estábamos aún en la sala, nos encontramos con que la película continuaba. De repente pudimos ver cómo los supervivientes llegaban a una isla, y allí se enfrentaban a un inesperado número de zombis que, consecuentemente, acababan con ellos. Los créditos se reanudaron entonces.
Me quedé pasmado. Había gente que se había ido de la sala con la sensación de que la película acababa bien, y habría otros que tendrían una sensación contraria.
TROLL está construido para sacar lo que lleves dentro. Irás de la mano de Nils y serás conducido a su mundo infantil, imaginativo en exceso, rico como solo la inocencia de un niño puede concebir, y al final serás enfrentado a una conclusión que ha generado comentarios diametralmente opuestos.
En ese sentido, considero que mi experimento ha sido un éxito.
Por otro lado, la historia se ha construido alrededor de una única y poderosa imagen, una que despierta mi propia imaginación: El proverbial Troll debajo de un puente, elemento común en la imaginería y mitología nórdica, pero en pleno siglo XXI.
TROLL fue publicado originalmente en digital, pero la demanda de los lectores animó a una editorial a sacar una edición en papel bellamente trabajada con ilustraciones de la artista Begoña Fumero.
Espero que te animes, viajes, y... decidas :)
Un abrazo.
-- Carlos Sisí